Insomne.
Embriagadora locura que me ahoga. Luz potente que me ciega. Ánima
errática que me abraza en la distancia. Florituras tremebundas de un
corazón asfixiado que palpita en un último esfuerzo. El eco de un
suspiro que conozco. La sonrisa de un abismo que me llama y me dice:
No te vayas.
Acurrucada
en mi subconsciente permanece adormilada una sensación que duerme.
Una sensación...Una pasión tan voraz e incansable que incluso
asusta. Un temblor de notas que viaja en una suave melodía con su
vaivén correspondiente.
Ideas
sin palabras y palabras sin sentido de algo que ni te atreves quizás
a sentir pero que merma tu capacidad de frenada ante algo que te
llama a gritos: Tu corazón.
Ése
que ahoga, ése que palpita sin preguntar, ése que se sale del pecho
e insta a decir cosas que pensabas no volver a decir nunca. Ése
mismo corazón que hace que la voz apagada que calló una vez vuelva
a la vida y te haga sentir viva. Ése corazón que al mismo tiempo
duele. Ése corazón que encoje el alma, ése corazón que consigue
decir lo que siente en ése instante, sin pararse a pensar siquiera
si decía un disparate.
Como
una obra de arte encerrada en un sótano, como un beso a escondidas,
cómo un escalofrío, como un bohemio escultor que talla a la mujer
de sus sueños, ésa que ha sacado de su imaginación. Ésa musa. Ésa
reina. Ésa mujer...Ésa realidad.
https://www.youtube.com/watch?v=bLRZPMqoacE
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