Los gatos negros huyen
de tu camino,
los espejos rotos te apartan
la mirada;
sal derramada
en el destino
de todo aquel
que te roce sin temer nada.
Que no me hablen
de rencor
si no han pronunciado
mi nombre en tu presencia.
Que te hablen de mi amor,
que no te hablen
de la esencia.
Que comprendas que el amor
no es riqueza
si por dentro
estás vacía
y careces de fortaleza.
Y si no se han atrevido a rozarte...
Que no me hablen
de hienas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario