miércoles, 13 de mayo de 2015

TOC.

A veces no sé ni cómo me llamo.
Da vueltas mi cabeza y vueltas y vueltas y vueltas.
Ordeno una y otra vez los objetos de la mesa
tratando de ordenar lo que tengo en la cabeza
pero no surte efecto.
Me debato entre la ansiedad que me provoca
y el desorden que tengo dentro.
Todo es impar y me molesta.
Tiemblo.
Tic-tac.
Tic-tac.
Tic-tac.
Tic-tac.
El sonido del reloj me perturba.
Ordeno de 4 formas diferentes mi habitación justo antes
de que llegue
tratando de calmar mi nerviosismo
como si se tratara de un niño que ve la nieve
por primera vez.
Tic-tac.
Tic-tac.
Tic-tac.
Tic-tac.

Os hablaría de que ordeno mis libros por tamaño
a veces por color, temática y pasta.
-Me encanta comer pasta,
también gastarla.-
Gasto pasta en penas, alegrías en dulces o salados.
Coloco lo dulce a un lado, lo salado a otro.
Me agobio y vuelve a retumbar el reloj.
Tic-tac.
Tic-tac.
Tic-tac.
Tic-tac.
Los objetos van de menor a mayor,
los lápices, por color.
Ordenados.
Milimétricos.

Os hablaría de la ropa ordenada en mis cajones
Pero de pronto llega ella y
Tic-tac
tic-tac
tic-tac
tic-tac
desordena mi cabeza para
ordenarme los latidos y comprendo que no hay
desorden más bonito que el de su ropa a los pies de mi cama.

Tic-tac
tic...tac
tic
....
tac.

tic

...

...

tac.





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