martes, 9 de septiembre de 2014

La desdicha siniestra de un "quédate" que nunca llega.

No me gustan los silencios
que saborean la rutina.

No me gustan los cuerpos
empapados
en la desdicha
siniestra
de un
"quédate" que nunca
llega.

No me gustan
los sueños que se cumplen
en una realidad
inversa
porque sé que si te cumples
no seré yo quien
te duela.

No me gusta la vida
de una muerte
a medias.

No me gusta
el beso
— mortal —
del mar saturado,
el llanto de la tierra.

No me gusta el hambre
del cerebro sin cabeza
que cree tener
la respuesta de todo aquello
que nunca se atreve
a observar
por vergüenza.

Sin embargo me gusta
ser diluvio universal
y
convertirnos
en
tormenta.

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