jueves, 29 de noviembre de 2012

Cuervo Helado

El cuervo volaba solitario. La intensa nevada le impedía alzar la vista más allá del horizonte. y sus alas estaban débiles. Cansado, el cuervo se posó en una rama. Lentamente apartaba los restos de nieve que poco a poco se iban adentrando entre sus plumas. 
El pobre cuervo temblaba, solitario...acurrucado en si mismo, en un vano intento de entrar en calor. Pero ya era demasiado tarde. Ya estaba demasiado débil. Los latidos de su corazón eran pausados, lentos...Ya apenas se percibían, cuando, de pronto, algo se asió sobre él. Otra rama cubierta con harapos lo cubrió, harapos libres de nieve, harapos que cubrían su cuerpo al borde de la muerte. 
 

La respiración del cuervo se aceleró y su cuerpo comenzó a entrar en calor. De pronto,la ventisca se llevó la nieve de las ramas que lo cubrían. Ramas que pasaron a ser brazos...Los brazos de su enemigo natural. Los brazos de ese espantapájaros que nunca le deja comer. Su enemegido más odiado ahora le había salvado la vida...

Quizás los espantapájaros no sean tan malos como los cuervos piensan.

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