Hay armaduras
que se derriten
ante una sonrisa
capaz
de sortear cualquier
abismo.
Hay bocas que crean adicción,
corazas que protegen, inútilmente, a dos corazones
que mueren de ganas de follarse
cada noche.
Hay besos de nenúfar que deshacen
la ropa que nos sobra
de los ojos
y le falta al suelo.
En la tierra prometida ya no hay oro. Está tu boca.
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