martes, 27 de enero de 2015

Voy a joderte la vida enamorándome de ti.

Voy a joderte la vida
enamorándome de ti.

Siento decirlo, amor;
pero no he encontrado
forma más directa
de
decirte que tengo a las
rosas esperando
en el cielo
de la boca
para que vengas a regarlas
de besos.

Es cierto. Es culpa mía.
Nadie me obligó a saltar de lleno en tu corazón
pero quién es capaz de evitar el campo gravitatorio
de una estrella.

Dices que te salen más lunares
desde que escribo
sobre ellos.
Yo sólo sé que
los borraría una y otra
vez
para volver a dibujártelos
beso a beso.

—Llenándote la vida de constelaciones—.

Llámame loca.
Lo merezco.
Llámame loca y dime
que de amor no se vive pero sí se muere.

A veces te miro
y deseo que tu espalda
mida más de 18 besos
para seguir memorizándola un par
de minutos
más.

Abre tus alas, que ya no creo en el ciento
volando
desde que dejaste
tus plumas
—y tu olor—
en mis sábanas.
Dibujo el invierno
en los salientes de tus caderas
y navego a la deriva
del mar de tus piernas
una y otra vez.

Me limito a estremecerme
cada vez que paseas
—desnuda—
por el pasillo.

Amanecer a tu lado
sí que es poesía
y no la
M I E R D A
que escribo.





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