Al hijo que un día tendré.
Buenos días, pequeño.
¿Qué tal has dormido? Por tu carita seguro que bien.
Te preguntarás quién soy. Bien, me presentaré:
Soy Mamá. Tu otra Mami está dormida, aquí, a mi lado.
¿Sabes?
Tendrás la sonrisa de tu madre. La misma sonrisa que me enamoró el día en que la vi por primera vez.
Tendrás sus ganas de vivir y descubrir. Serás tan trasto como lo era yo, y tan dormilón como ella.
Querido Dante, tu mamá te acogerá en su regazo y te hará invencible, como hizo conmigo.
No habrá nadie que te haga daño y tu sonrisa iluminará toda la habitación.
Grabaremos tus primeros pasos, lloraremos de felicidad con tu primera palabra, y tu Mami y yo discutiremos por cuál de las dos dirás "Mamá", (eso si no haces como yo, y dices "sandía", pero ya te contaré esa historia).
Te haré peinados con espuma cuando te bañe, te vestiré de Super Mario y llenaremos nuestro hogar con tus fotos.
Te leeré cuentos cada noche hasta que caigas rendido, y tendrás grandes aventuras en sueños, (aunque más de una vez nos lo quitarás, pequeñajo).
Te dejaré pintar las paredes y no pondremos límites a tu imaginación.
Tu primer día de guardería será más difícil para nosotras que para ti, porque tú te enamorarás de los colores y de la pintura de dedos, dejando volar tu creatividad cada día, y tu madre y yo nos miraremos, felices, porque te irás haciendo mayor.
Pequeño, crecerás, y deberás enfrentarte a nuevos retos. El primer amor, el primer suspenso, el primer profesor al que llames "cabrón", (pero de esto no le digas nada a Mamá, que no le gustará que digas tacos).
He de decirte que prometí a tu mamá que nunca querría a nadie más que a ella, pero he faltado a mi promesa desde antes de tenerte en nuestros brazos.
Y te aseguro que serás feliz, y que no habrá nadie en el mundo que te quiera más que tu mamá y yo.
Te espero con ansia, pequeño Dante.
Nos veremos llegado el momento.
Mamá.
(Y no hagas ruido, que Mami sigue durmiendo, aquí, a mi lado).
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