Permíteme decirte a golpe de poesía
que no hay noche ni día
en que mis manos no te busquen.
Que no hay tormenta ni deriva,
que no hay infierno ni lascivia
si tu lengua no conduce.
Que me he pasado la vida
buscando tu sonrisa
sin saber que la buscaba.
Que he caído rendida
a cada gramo de saliva
que me dabas.
Permíteme decirte a golpe de poesía
que he caminado perdida
buscando una luz al final del túnel.
Que me he encontrado con tu vida
y he comprendido que la salida
era tu voz en medio de la urbe.
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