Grillos mudos cabalgan
inmóviles
en el abismo
desnudo
de tus ojos frágiles.
Tenue suspiro de
lamento cotidiano,
arde en deseo
de encontrar un atajo
a tus labios.
Rumbos ilícitos
al temblor de tus piernas,
exhalan gemidos
que denotan mi presencia.
Dunas templadas
al fuego mismo
del infierno,
abrazan mi cuello
entregándole su humedad.
Infinitas noches
buscando una coartada
para tus besos.
Infinitos gritos
que arañan la piel
de mi recuerdo.
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