sábado, 27 de septiembre de 2014

Ojalá.

Siempre temí al invierno
hasta que comprendí
que el mayor iceberg estaba dentro
de mi
boca.

—Hoy la lluvia ha tocado techo
y fondo—.

Ojalá  nunca tengáis el reflejo
de huir
del amor por culpa de alguien.

Ojalá
no
seáis
ese
alguien.

Ojalá no hubieras sido tú.

Ojalá nos pudiera la acritud
de ser
un par de miradas que caen
de bruces en un
infierno
de hielo.

Ojalá pudiera quemarme.
Ojalá,
pero no puedo.





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