He vuelto
a una ciudad
en sueños y tengo las palabras
que no dije
haciéndome de soga.
Fue un tango mal
bailado y yo la rosa
mordisqueada.
Un rocío de excesos
y una ventisca
sin viento,
los 21 gramos de
cualquier alma
sin dueño y en llamas
teníamos el sexo
húmedo,
la miel en los labios,
el amor en las mejillas
y un tornado
precioso en las pupilas.
Haz de mi vida un teatro,
adelante.
Haz que se me corra
el pintalabios
también.
Quítame la nostalgia
de los ojos
y muerde mis cicatrices si
te atreves.
No tientes a una oveja
siendo cordero,
nunca sabes cuándo
puede
convertirse en lobo.
Fóllame
cuando esté
triste porque
será cuando más
lo necesite y no
me busques en
el frío de cualquier abril,
yo siempre
preferí el calor de mi
diciembre.
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