Me duele la ausencia y el reloj;
el tic-tac y el miedo a la derrota
de unos sueños
arrojados por la borda.
Me duele el detonador,
que les condena
a un futuro
sin historia.
Me duele el calendario tachado,
a deshora,
de una espera
cocida a fuego lento,
de unas ganas clamando la victoria.
Me duele la apatía y el silencio
como soga.
Me duele la inclemencia,
la desidia tormentosa.
Me duele el exilio
de almas
entre muros de metal;
me duele Siria,
me duelen sus vidas...
Me dueles, libertad.
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