Tengo el domingo alojado en la garganta,
una canción de Andrés pidiendo cita
para este domingo de nostalgia y
un telón de luto
que no quiere presentar una obra llena
de actores muertos.
Una mariposa putrefacta
aleteando en mi tráquea.
Una copa de vino caliente
desmembrando cimientos
de murallas
hechas viento.
Y yo en llamas.
Hay una sombra de mujer posada en la pared
de mi cuarto.
Tengo los pies fríos,
las manos en modo río
y unas ganas inaguantables
de comerle los miedos
al suelo.
Somos tinieblas imaginarias
buscando respuestas
a cosas que nadie pregunta.
Tengo los sentimientos a piel de flores
y un cocodrilo que navega alrededor de un foso
con mi imagen flotando esperando a ser
devorada.
Nunca encontraré el norte
porque mi corazón
pertenece al sur.
Seguiré remando
si acaso es que oscurece
si acaso es que vuelve
si acaso es que tú.
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