Tengo los pulmones llenos de rosas,
el esófago hasta arriba de jazmín.
Los labios secos proclamando una victoria
la luna llena buscándome el carmín.
La piel me sabe a azucenas,
las manos son lirios que parí.
Mi sangre es savia que me llena
los miedos de un color añil.
Mis pies son dos gardenias
encendidas,
mis brazos son orquídeas
para ti.
Mis piernas son hiedras
que se enredan
con la rabia de un alfil.
Tengo girasoles en el pelo
un crisantemo por corazón
la magia de las flores en el cuerpo
y unos ojos con sabor
a sol.
Te diría que eres poesía, pero Bécquer me arrebató el cumplido.
ResponderEliminarTe echaba de menos.
Bécquer era un grande y yo sólo una aprendiz.
ResponderEliminarYa sabes que las musas son caprichosas.
¿Existe la musa que posea dicho jardín?
ResponderEliminarNadie posee el jardín. Sólo yo misma. ¿Y tú, tienes musas que te llenen de flores los pulmones?
EliminarHubo una vez una cálida primavera que llenó mi interior como si de un jardín botánico se tratara. Me hizo creer que era eterna y se me olvidó que sólo era una estación. Se fue, se llevó las flores y me dejó un invierno que a veces tiene trazos otoñales.
Eliminar¿Mantienes intactas todas tus flores?
Hay muchas primaveras con alma de invierno.
EliminarOjalá tuviera intactas todas las flores, pero no. Al fin y al cabo... Perder pétalos te hace crecer, ¿no?
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarCoincido contigo, no tengo prisa alguna de alentar otro jardín, es la misma tierra la que debe madurar.
EliminarComo siempre, un placer leerla.
Una cosa más, ¿a qué se deben los miedos?
EliminarMiedo a perderme.
EliminarQue nunca tengas que seguir el rastro de pétalos.
EliminarParece que las musas te quieran sólo a ti.
ResponderEliminarEnvidio cada una de las letras de cada palabra que sueltas por las manos.
Muchas gracias <3
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