Quizás fuimos una cuenta atrás
desde el primer beso
y el problema llegó cuando
olvidé que todas
acaban explotando
si no sabes elegir el cable adecuado.
Yo jugaba a ser el cable rojo,
ése que acaba
solucionándolo todo en las películas
y tú jugabas a ser el azul que aceleraba
la caída.
Pero yo nunca fui buena actriz
y tú nunca creíste en la seguridad. Hacías bien.
Tú veías más allá de donde
podía ver,
y yo quería subirte a mi nube
para que lo vieras todo
desde mi perspectiva.
Quizás nos chocamos
a medio camino tratando de buscarnos.
Quizás la solución era el cable verde
y nunca supimos verlo.
Y ahora estoy aquí,
con un nudo marinero
en una garganta sin mar
mirando a un cielo azul que trata
de engañarme escondiendo
su llanto y el mío en una máscara gris,
porque él también nos echa de menos.
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