Echarte de menos es una putada.
Sobre todo cuando me despierto
y es la almohada la destinataria
de mi abrazo,
y no tú.
Caminar bajo la lluvia sin ti
viene a ser algo parecido a permanecer descalza
sobre placas de hielo
sin poder avanzar,
y verte de espaldas
al final del lago.
Pero al girarte,
es la zorra de Distancia
quien me sonríe
y no tú.
Cruzar entre los coches,
los semáforos
y las caras tristes
pierde la gracia
si no me siento protegida
por la firmeza
de tu mano izquierda.
Echarte de menos es una putada
(Y de las grandes).
Sobre todo cuando
me cruzo con alguien
que huele a ti.
Pero no es tú.
(Y no imaginas cuánto duele).
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